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Existen varias opciones protésicas para los amputados de las extremidades superiores y los pacientes con malformaciones congénitas. Elegir la opción adecuada depende de varios factores. Se debe tener en cuenta el nivel de amputación, estilo de vida y actividades diarias, y necesidades.
Nuestra filosofía es informar de forma fehaciente sobre todas las posibilidades y dar la oportunidad de decidir qué es lo más apropiado para el usuario.
Las prótesis pasivas generalmente están diseñadas como prótesis cosmética, reconstruyen la extremidad amputada en color y forma.
Estas prótesis son ligeras y no tienen movimiento activo, pero sí que mejoran la función del lado amputado, ya que proporciona un apoyo para la ejecución de ciertas actividades.
Las prótesis pasivas pueden ser de tipo estándar o de alta definición, estas últimas simulan de manera más natural la extremidad contralateral.
Las prótesis mioeléctrica, son accionadas por contracciones musculares voluntarias que emiten señales electromiograficas (EMG) recogidas por unos electrodos colocados a nivel cutáneo, quienes envían la señal a la mano a través de un mecanismo eléctrico para producir los movimientos de abertura y cierre de la mano mioeléctrica.
Los componentes de la prótesis varían en función del nivel de la amputación y en consecuencia de los movimientos y de las articulaciones que se van a colocar.
La edad recomendada para la colocación de la primera prótesis oscila entre 2 meses y 25 meses de edad, siendo las mas recomendada, los 6 meses de edad.
La protetización precoz en el bebé está directamente relacionada con una mayor tasa de aceptación y uso prolongado de las futuras prótesis funcionales.
Se trata de una prótesis pasiva, que hace la función de integración de la misma, correcto desarrollo psicomotor y es preparatoria para las futuras prótesis mioeléctricas.
La edad recomendada para sustituir la prótesis estética por una funcional o mioeléctrica, varía en función del desarrollo psicomotor del niño, pero normalmente oscila entre los 24 a los 30 meses de edad. Pudiendo haber excepciones por otros motivos independientes a la edad.
Estas franjas de edad garantizan el éxito en su aprendizaje y correcto uso en un 76% según estudios científicos.
Los niños de 0 a 6 años de edad están desarrollando todas las habilidades motoras, en el momento en que un niño presenta una amputación o malformación congénita, se debe colocar una prótesis en los primeros estadios del desarrollo para favorecer la integración de la misma en este desarrollo.
Favoreciendo el gateo, apoyo manual en sedestación, bimanualidad, habilidades prensiles, integración de la prótesis en el esquema corporal que se crea en el cerebro, prevención de las consecuencias de una asimetría corporal, etc.
La colocación de una prótesis mioeléctrica tiene un impacto beneficioso en la salud psicosocial de los niños.
Les da un soporte a la hora de integrarse en las actividades de la vida diaria con mayor autonomía, pudiendo realizar actividades que requieren de ejecución prensil con normalidad, sin movimientos compensatorios que puedan alterar la biomecánica del niño. Como por ejemplo atarse los cordones de los zapatos, hacerse una cola, atarse los botones o subir una cremallera, etc. Es decir, poder realizar cualquier actividad que requiera mantener ambas manos ocupadas.
Una prótesis funcional disminuye la aparición de lesiones por sobrecarga del brazo “sano”, y movimientos compensatorios que desencadenan en dolores crónicos o lesiones.
Realizar actividades de forma simétrica, con la misma longitud en ambas extremidades (simetría corporal), evita un mal trabajo muscular, articula y óseo, lo que beneficia significativamente en el desarrollo y salud biomecánica del niño.
La utilización de una prótesis mioeléctrica puede tener un impacto beneficioso en la salud psicosocial de los niños. Muestran mayor competencia social, viéndose también una disminución de problemas conductuales y emocionales. Lo que repercute de forma positiva en su entorno familiar, creando un feedback positivo que ayuda al proceso de aceptación.